Janusz Korczak, un educador comprometido

20/Sep/2012

Boletín de FENAPES, Set. 2012. Prof. Ana Resbani

Janusz Korczak, un educador comprometido

“Es más fácil morir por una idea que vivir para una idea, día tras día, año tras año.”Janusz Korczak, un educador comprometido “Dar a los niños la posibilidad de un desarrollo de todas sus facultades espirituales; liberar la totalidad de sus facultades espirituales; liberar la totalidad de las fuerzas latentes contenidas en ellos; elevarlos en el amor, la belleza, la libertad… Ensayar, luego, un hombre puro. La sociedad te ha confiado un pequeño travieso para que tu lo pulas …y espera… El Estado le exigirá patriotismo, la Iglesia, fe, y el futuro patrón, capacidad; los tres esperan mediocridad y humillación. Muy fuerte será abatido; muy dulce, maltratado; astuto, podrá ser comprado; pobre, su camino será ignorado. ¿Por quién? Por algunos y por todos. La vida.” Cómo amar al niño. (1920)La inmensa mayoría de los educadores uruguayos desconocen quién era este educador y mucho menos qué ideas tenía y llevó a la práctica. Tuvo una vida comprometida con los trabajadores, con su patria y con los niños. Polaco, judío, con formación de médico, recién recibido fue convocado el frente de batalla (1905). Participó en dos guerras y desde allí fue observando y reflexionando sobre el comportamiento de los niños en situaciones críticas.Como médico impulsó la importancia de la lactancia materna. Nunca dejó de asistir a los pobres, a quienes la más de las veces no cobraba; sin embargo, cobraba altos honorarios a las familias acomodadas, aprovechando su fama de escritor.“Su carrera literaria comenzó mientras cursaba sus estudios universitarios, al escribir artículos periodísticos y, años después, libros infantiles de ficción y pedagógicos destinados a la educación de la niñez. Entre ellos se destacan “Los niños de las calles” (1901), “Niños en el cuarto de dibujo” (1906), “Si volviera a ser niño” (1925) y los importantes ensayos pedagógicos “Momentos educativos” (1919), “Cómo hay que amar a un niño” (1919) y “El respeto por los derechos del niño” (1929), donde valoraba la consideración por la personalidad de cada chico” Al volver de la  primera guerra mundial es contactado por el movimiento obrero polaco para fundar un hogar de niños “Nuestra Casa”, en un lugar llamado Pruszkow, barrio de Varsovia. Fue contactado por su historia de vida, así como por su experiencia previa en un hogar para huérfanos judíos. “Imparte cursos en la Universidad de Varsovia y, de 1934 a 1938, habla semanalmente en la radio polaca con el seudónimo de “El Viejo Doctor”. Comienza realizando una emisión destinada a los niños, en la que cuenta historias propias para ellos. En otra emisión da “consejos” a los padres y defiende los derechos de los niños. Los textos de estas charlas, que alcanzaron gran popularidad, han sido editados en polaco con el título de Pedagogía divertida. Ya en aquella época abrigaba Korczak grandes esperanzas en lo que hoy llamamos lo audiovisual como medio de educación popular; bien puede considerársele como uno de los pioneros en la materia”  También como un precursor si de derechos del niño se trata.¿Qué podemos aprender de Korczak en el Uruguay de hoy?Aprender democracia practicándolaVarias de las ideas de Janusz Korczak mantienen una vigencia que hace válida e interesante su lectura. En primer lugar, cualquier educador se da cuenta que una de las cosas que no estamos logrando como docentes es formar individuos autónomos –entendiendo autonomía como la posibilidad de tomar sus propias decisiones y hacerse cargo de las consecuencias-. “Korczak estimaba que la introducción de los principios de la autonomía debía convertirse en una característica importante de la labor pedagógica con los niños. Junto con los adultos, los niños debían elaborar las normas de vida de la institución y ocuparse de que se respetaran.”  Para llevar adelante esto, creó dos organismos de gobierno: el Parlamento y un Tribunal de arbitraje. El Parlamento lo componían 22 miembros –niños diputados- electos por los propios niños. Más otro grupo de 5 niños que conformaban la Comisión de Legislación, algo así como una cámara de senadores. Para poder ser elegible había que tener un año de antigüedad en la institución y estar en la categoría de “compañero”. Esta categoría se obtenía en una asamblea donde participaban todos los integrantes de la comunidad. Las categorías posibles eran cuatro: persona desagradable, persona indiferente, ciudadano y compañero. Si el niño no se hallaba de acuerdo con su “nota” podía apelar a los tribunales de apelación –también compuesto por niños-. Y por supuesto que el rótulo no era ad eternum sino que se daba cada cierto tiempo.“El Parlamento entendía en las cuestiones vinculadas con la problemática de la vida cotidiana mediante el dictado de leyes y reglamentos que, en conjunto, guiaban las relaciones de los integrantes del asilo, por cuánto señalaban atribuciones y obligaciones de los niños, los docentes y el personal, incluyendo el director.” El Tribunal de justicia estaba integrado por cinco niños. Las resoluciones del tribunal se mantenían entre los integrantes del mismo y el “acusado”. Se buscaba la reflexión sobre las faltas y la autoevaluación. Sólo en casos considerados muy graves se publicaba en el pizarrón que servía para que los niños se autoevaluaran, evaluaran a los adultos y transmitieran propósitos personales. El que todos supieran, el “escarnio público” era considerado el segundo mayor castigo. El más fuerte castigo de todos era la expulsión de la institución.Esta forma de funcionamiento democrático de las instituciones educativas nos recuerda a las ideas que Makarenko planteara en “Banderas en las Torres” o que llevara a la práctica, con variantes, Martínez Matonte en Villa García. ¿Se imaginan un liceo funcionando así? Claro, exige un perfil de director totalmente democrático, y un docente sin miedo a ser evaluado por sus estudiantes. Jacques Dodiuk, pasó por este hogar y recuerda que el propio Korczak se autoacusó de haber expulsado a un niño de clase, o de haber tirado de las orejas a otro. “Declaro con toda firmeza que estos procesos fueron para mí la piedra de toque de mi educación, como un nuevo educador “constitucional” que no comete injusticias con los niños porque los quiere, sino porque existe una institución que los protege contra el despotismo y dictadura del educador” Aprender responsabilidad mediante el trabajoCada niño tenía una responsabilidad mensual asignada por el Parlamento, que debía cumplir y por la cual respondía ante la asamblea. Los niños debían ir a la escuela, fuera del hogar, y una vez vueltos debían hacer los deberes y participar en diferentes tareas manuales. Había talleres donde se fabricaban trabajos en madera, en cerámica, se cosía. Y los objetos elaborados los donaban a hogares pobres.La única tarea en que todos debían ayudar era en la cocina. Existen fotos de largas mesas de niños pelando papas. Y Dodiuk cuenta de los agradables comentarios a las cocineras en el pizarrón común –ya explicado-.Korczak no diferenciaba el aprendizaje intelectual del manual. Ambos eran igualmente obligatorios. Es más, consideraba que “sólo el trabajo convertía a un grupo de huérfanos anarquizados en un conjunto útil para todos” . Y tras haber observado el accionar de los niños en situaciones extremas, no compartía la idea de Rousseau de que el niño, por el simple hecho de serlo, es bueno. Había observado mezquindades de varios tipos en la lucha por supervivencia. Así como también actitudes heroicas.Creo que esto es uno de los elementos que lo hace más interesante para reflexionar sobre la vigencia de sus ideas y de la posibilidad de aplicarlas hoy. Trabajó con una población infantil difícil, y obtuvo resultados –por años-. Hoy, que se discute la baja de la edad de imputabilidad, es bueno tener en cuenta que a principios del siglo XX, el educador que nos compete y su equipo de trabajo, evitaron que niños de la calle acostumbrados a sobrevivir con cualquier medio, se transformaran en presidiarios y por el contrario se transformaron en trabajadores útiles. Es más, muchos de ellos se transformaron en militantes sindicales y sociales. Volvían al hogar y le criticaban al maestro ya sea sus vínculos con  los comunistas, ya sea sus vínculos con el sionismo, ya sea sus vínculos con el catolicismo… Formó individuos críticos y comprometidos con la realidad de su tiempo. Que al mismo tiempo lo criticaban, le respetaban y le daban su amistad y su apoyo.Un último compromiso con sus niños.Recordemos que Korczak era un judío de Varsovia. Cuando los nazis establecen el ghetto, él y muchos de sus niños son trasladados allí. Y decide a su vez hacerse cargo de muchos de esos niños que van quedando huérfanos en el ghetto. Aprovechando el reconocimiento hacia su nombre –era veterano de dos guerras polacas- y un pedagogo reconocido, pelea a capa y espada por comida para sus niños. Las tribulaciones personales aparecen en su diario. “Volví destruido de mi vuelta. Siete visitas, conversaciones, escaleras, preguntas. Resultado: 50 zlotys al mes y un compromiso de una cuota de cinco zlotys al mes. ¡Prueben ustedes a mantener 200 personas con esa suma!”  La toma de conciencia de dedicar más tiempo a recaudar  fondos que a educar lo agobiaba.Sus contactos en la resistencia le ofrecieron un lugar donde esconderse y documentos falsos para escapar del ghetto. “Usted no abandonaría a su propio hijo a la enfermedad, desgracia o peligro, ¿verdad? ¿Cómo cree que se puede hacerlo con 200 niños? ¿Cómo podría uno dejarlos entrar solos en ese vagón de tren cerrado y luego en la cámara de gas? ¿Y cómo podría vivir con el pensamiento de lo que uno ha hecho?” El 5 de agosto de 1942, Korczac, sus niños y su personal –Stefania Wilczynska, Bronia Sowska y Sternfeld- son deportados hacia la muerte en Treblinka.Para reflexionarEn una coyuntura donde la disgregación del tejido social ya no la niega nadie, nos llama poderosamente la atención que no se busquen alternativas pedagógicas diferentes. Korczak, como Krupskaya, como Martínez Matonte, como muchos otros que  reflexionaron sobre educación, vinculan el aprendizaje teórico al trabajo. Ojo! No estamos hablando de explotación infantil. Hablamos de tener el desarrollo motriz y hacer partir el conocimiento abstracto de la manipulación concreta de la materia. Hablamos de aprender responsabilidad teniendo que hacerse cargo de una tarea específica y responder ante los pares. Hablamos de aprender democracia practicándola. Hablamos de ser críticos de  verdad, estimulando el desarrollo de la crítica a la autoridad, en este caso, adulta. Si estas prácticas han demostrado ser buenas en educación especial. ¿Por qué no intentar incorporarlas a nuestra práctica educativa? Tanto Korczac como Martínez Matonte realizaron sus prácticas en sociedades capitalistas y obtuvieron resultados. ¿Por qué no intentar?